Alejandro Useche
1913
29 de
abril, Onoto, estado Anzoátegui: nace Alfredo Almeida, hijo natural de María
Ignacia Almeida y Valentín Rodríguez, a quien no conocerá sino a los quince
años. Su padre, masón y de sangre española e india, y su madre, una mujer de
rasgos delicados y mirada ensoñada, les gustaba dibujar en su tiempo libre
(Almeida, 1999a).
1916
María Ignacia Almeida muere de paludismo (Almeida, 1983: 1), dejando
huérfanos a Alfredo, de tres años, y a su hermano Horacio. Muchos años después
Alfredo expresará el impacto profundo que la muerte de su madre produjo en él,
impulsándolo, a lo largo de su vida, a «compartir la amargura, compartir la
orfandad» (Almeida, 1980: 1), y a abocarse hacia el altruismo y las causas
colectivas. Alfredo y su hermano se van a vivir con su abuelo, Gavino Borrego
Zerpa, a la hacienda El Caribe, a orillas del río Unare, caudal que nace en
«las cercanías de Pariaguán» y «recorre medio estado Anzoátegui» (Almeida,
1987: 15). El Unare estará siempre en la memoria de Alfredo y 64 años después
éste le tributará con uno de sus poemas más logrados, Oda a mi amigo el río Unare, donde con asombro y melancolía evoca
sus aguas.
Durante esta época de su vida, su tío Gregorio Valera se hizo cargo de su
crianza, llenando parcialmente el vacío que sus padres habían dejado. En El
Caribe, Alfredo entra en contacto con la tierra de la cual guardará la imagen
de una ‘fuente materna’ eternamente renovable. Era un conuco «con todas las
reglas del arte», donde
se cultivaba maíz, frijoles, topochos, cambur
manzano, caña de azúcar, arroz, patillas, melones, ocumos. [...] Había
hortaliza en pequeña escala [...], potreros con dos lagunas donde había ganado
bovino, caballos, burros, gallinas, pavos, patos, guineos, etc. (Almeida, 1992:
1)
Así llega Alfredo a sus trece años «conociendo toda la vida y milagros
del campo» y sin haber aprendido a leer y escribir (Benítez, 1997: 14).
1927
A los catorce años cursa primer grado en Valle de Guanape, estado
Anzoátegui, y aprende a leer. Esta nueva experiencia
fue bastante importante porque venía del campo, y
para mí era como una libertad, yo era como otra persona, descubriendo un mundo
(Almeida, 2000c).
1928
Después de quince años de ausencia, Valentín Rodríguez, su padre, le
envía una carta a Alfredo, invitándolo a mudarse con él a Puerto Píritu. En
aquella carta su padre se ofrecía a ayudarlo y a proporcionarle una familia.
Alfredo se muda a la casa de su padre y cursa segundo y tercer grados. La estancia
en su nuevo hogar resulta positiva y se traduce en una mayor seguridad y
estabilidad:
El ambiente era bueno en cuanto a [sic] que
formaba una familia con ciertas inquietudes. Allí se dibujaba, se pintaba, y
también se le dedicaba algo a la música. Todo esto lo hacían de una manera
espontánea, sin escuela. (Benítez, 1997: 17).
El encuentro con su padre fue gratificante y sirvió de estímulo para
superarse:
Mi papá se entusiasmó conmigo, yo obedecía, me adaptaba, porque parece
que los otros muchachos no eran muy dóciles. Yo lo veía como un patrón, como un
jefe, pero lo admiraba. (Almeida, 2000c).
1930-1932
Se muda a Caracas con su medio-hermano Miguel Ángel Rodríguez. De aquel
encuentro con la capital, Almeida rememora: «Yo soy campesino, y cuando llegué
a Caracas, la ciudad me fascinó, pero no la comprendía» (Almeida, 1999a). Aún
cuando aspiraba continuar la escuela primaria, no logra cursar cuarto grado y
abandona los estudios. Realiza en grafito un Estudio del Prócer Antonio José de Sucre, que aún se conserva, lo
que vendría a ser su obra más antigua. De su vida de aquellos años Almeida
comenta:
yo dibujaba, siempre dibujaba, y hacía avisos por
ahí para algunas heladerías y para algunas ventas de refrescos. Hacía dibujos y
me daban mis 20 ó [sic] 30 bolívares y yo los cogía para comprar libros.
(Benítez, 1997: 19–20)
Trabaja como cobrador en la Tabaquería
El Nipón. Jonás González Miranda, su jefe, pone a la disposición de
Almeida su biblioteca personal. Gracias a ella, logra acercarse a autores como Rousseau,
Balmes y Balzac. González Miranda, además, le costea un curso de dibujo por
correspondencia impartido por Estudios
Zier, editado en Argentina.
Como parte de su acercamiento al arte, cursa dibujo y pintura en la Escuela de
Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas.
Como consecuencia de un
proceso introspectivo, Almeida asume el ateísmo como postura de vida; al
respecto, comenta:
A partir de ese momento cuando tú dejas de creer en
Dios, tu visión es completamente diferente y quieres a la humanidad y a los
seres vivientes de otra manera. (Almeida, 1999a).
1933
Se muda a San Antonio de Galipán, cerro El
Ávila, a una casa que le había ofrecido Jonás González Miranda, cuyo socio,
Enrique Perucet, inicia a Almeida en el mundo de la horticultura. A partir de
esta nueva experiencia, comienza a observar y comprender de manera distinta la
naturaleza:
Allí comenzó una época
bonita de mi vida porque ahí aprendí a filosofar, allí dibujaba, y tenía una
camarita fotográfica con la que retrataba el campo. [...] Comencé a amar la
naturaleza desde el punto de vista de la ciencia. [...] Dibujé flores de
fresas, de duraznos, de calas, [...] y dibujaba pájaros y una cantidad de
cosas, bastante bien. (Benítez, 1997: 21–22)
Su temprano interés hacia las artes, lo lleva a escribir cuentos, algunos
de los cuales se publicaron en la revista Futuro,
editada por la Federación de Centros de
Estudiantes de Bachillerato, dirigida por Ramón J. Velásquez. Descubre
algunos de los compositores de música clásica más importantes, entre ellos,
Bach y Brahms, al tener la oportunidad de escuchar algunas grabaciones que se
encontraban en la casa de Galipán.
1934–1935
Muere Juan Vicente Gómez y Venezuela atraviesa por una etapa crítica. La
vida política del país es inestable, se gestan movimientos sindicales y
gremios, y se hacen frecuentes las huelgas y protestas. De hecho, Almeida
participa en la ‘Huelga del 10 de Junio’, y es secretario de la Asociación de Litógrafos y Linotipistas de
Artes Gráficas. Se desempeña como dibujante en la Casa de Especialidades, una empresa
litográfica caraqueña, dirigida por Rafael Vicente Ortega. De 1935 a 1959
trabaja en el Ministerio de Agricultura y
Cría en calidad de dibujante artístico e ilustrador, donde llega a
dirigir durante nueve años la revista El
Agricultor Venezolano. Se une en matrimonio con Luisa Cancini Quiroga. Su
curiosidad incansable lo lleva a formar parte del Taller Libre de Arte de
Caracas, donde entrará en contacto con artistas de la talla de Carlos Cruz
Diez.
1937–1938
Nace su hijo Luis Alfredo Almeida. Participa en una colectiva del Salón
Libre de Arte, en el cual volverá a participar al año siguiente.
1939–1941
Vienen al mundo sus dos hijas María Ignacia y Thaís Almeida. Aprende
caligrafía por el sistema Palmer, así como caligrafías gótica, inglesa y
alemana. Diseña y elabora a mano los diplomas para la Universidad Central de Venezuela. En 1940 comienza a pintar
al óleo, sin embargo, se inclinará a partir de 1943 por el empleo del acrílico
y el guache como técnicas plásticas.
Antes pintaba con óleo, pero como después me hice
ilustrador y la ilustración se hace generalmente con guache, entonces hay mucha
afinidad entre el acrílico y el guache y la témpera. (Almeida, 1999b).
Al año siguiente, por encargo del Ministerio de Agricultura y Cría, pinta
la fauna marina del litoral central (24 peces) que son exhibidos en la Feria
Agropecuaria Centenaria en el Pabellón del mac
en Maracaibo.
1942
Participa en una colectiva en el Pabellón
del Hipódromo de Caracas y expone en el Salón
de Lectura de San Cristóbal, con motivo de la Feria Agropecuaria. Su
participación en el Salón de Lectura
de San Cristóbal junto a Osorio Velásquez, joven pintor paisajista que convidó
a Almeida a participar en la muestra, fue una buena experiencia
porque por esa exposición el Presidente Betancourt
me invitó a Miraflores a retocar algunos mapas que unos fanáticos habían
malogrado. Fue algo que me abrió otras puertas. (Almeida, 2000c).
1943
Ingresa, como dibujante científico ad
honorem, en la Sociedad de Ciencias
Naturales La Salle, a la par de su labor en el Ministerio de Agricultura y Cría. Su estadía se prolongará
por veinticinco años y dejará huellas profundas en su vida personal y
artística.
Allí incrementé mis conocimientos y los primeros
dibujos científicos que yo hice fueron para la Fundación La Salle. [...] Si yo
no hubiera tenido a la Fundación La Salle como escape a mi trabajo rutinario, y
además como apoyo social, intelectual y cultural, yo no hubiera adquirido toda
esa carga de conocimiento y de sensibilidad científica. (Benítez, 1997: 31,
33).
El Hermano Ginés, director de la Sociedad
de Ciencias Naturales La Salle,
constituyó el guía de Almeida, aquel que le ofreció su apoyo
incondicional:
El Hermano Ginés, mi gran maestro, me incitó a dibujar
para la ciencia y a escribir literatura campesina. Me corregía y me animaba.
(Almeida, 1997: 2).
1949
Realiza las ilustraciones para los libros Fauna descriptiva de Venezuela, de Eduardo Röhl; y Cortinas
rompevientos, del Ministerio de Agricultura y Cría. También se dedicará a
ilustrar las Memorias de la Fundación de
Ciencias Naturales La Salle hasta 1968. Como parte de su
experimentación, realiza en guache la ilustración de la portada del elepé Canto Caribe, de María Luisa Escobar.
1950
Es co-fundador y director de la Compañía
Anónima Graff, una primera experiencia dentro del diseño publicitario,
en la cual aprendió a
hacer silk screen y, asociado con un
amigo, hacía publicidad en general, cosas menudas que no abarcaban las grandes
compañías. Fue la primera aventura hacia lo comercial-artístico. (Almeida,
2000c).
1952
Funda Almeida c.a., un
segundo intento en el mundo publicitario, en el cual se dedica a producir,
comparada con la Compañía Anónima Graff,
una gama mayor de objetos y de tipos de diseños:
Almeida c.a., comparada con Graff,
era un poco más comercial, más atrevida, más grande. Había ya una tipografía y silk
screen. Hacía carrozas para los carnavales, vitrinas, talonarios,
banderines, franelas, tarjetería, anuncios y más. (Ibídem).
1953–1954
Como regalo para Luisa Cancini Quiroga, confecciona un prendedor con la
imagen, en guache, de un estero. Realiza un mural para la inauguración de la
Exposición del Parque de Feria de Carora, estado Lara.
1955
Elabora una serie de pequeños murales de prácticas de conservación al
servicio del Ministerio de Agricultura y
Cría en Caracas.
1957–1958
Se desempeña como dibujante artístico en la industria Venesmalt s.a., Caracas, donde aprende
la técnica del esmalte sobre metal. Gracias al aprendizaje de esta nueva
técnica, realiza piezas como La virgen
del tepui de Santa María de Erebato, esmalte de gran formato que
representa, a modo de excepción, el tema religioso. Sin embargo, Almeida afirma
haber realizado dicha obra por el interés de «plasmar las costumbres humanas»
(Almeida, 2000b) y no por creencia religiosa alguna.
1959
Este será un año muy importante para Almeida. Cuatro sucesos marcan su
vida. El primero es la muerte de su hijo, Luis Alfredo, a los veintidós años de
edad. A raíz de esta pérdida, compone Tú lo viste pasar..., una suerte
de epístola elegíaca, en la cual lo despide diciendo: «Viviré en tu recuerdo
recogiendo tus pasos, con una antorcha ardiendo, alumbrando el sendero...»
(Almeida, 1959). Almeida recuerda que Jonás González Miranda le dijo en una
oportunidad:
«Tu hijo era un buen hombre, tenía un gran porvenir.
Aquí está tu reto: recuerda que todos los muchachos de Venezuela de esa edad y
los que vienen son tus hijos. Trabaja para eso.» Jamás se me olvidó. (Almeida,
1999a).
En efecto, Almeida perseguirá aquel reto toda su vida, y su obra estará
forjada por la mano del padre-maestro. Los tres sucesos restantes son: su
retiro del Ministerio de Agricultura y
Cría, donde ya había ascendido a Jefe de División del Departamento de Relaciones
Públicas; la separación de su esposa, Luisa Cancini Quiroga; y su encuentro con
Manuela Perdomo, una muchacha de dieciocho años con quien convivirá por 40
años.
1960
Con Manuela, se muda a Calabozo, estado Guárico, donde el Ministerio de Agricultura y Cría le cede
un terreno en el cual cultivará una siembra de arroz. Desde su nueva
residencia, sin interrumpir su colaboración con la Fundación de Ciencias Naturales La Salle, explora el paisaje
llanero y lo recrea en su pintura. Su participación en una colectiva llevada a
efecto en la Asociación de Productores
del Sistema Guárico (Aprosigua)
fue la oportunidad para exhibir el cuadro Huellas,
donde se muestran, en un único primer plano, «las huellas de las vacas que van
por un camino [...], en una de las huellas hay orine de vaca, y en la otra
huella se ve una paja pisada.» (Almeida, 1999a).
1961
Nacen América e Ignacio Almeida, sus dos primeros hijos con Manuela.
Comienza a trabajar en Aprosigua.
Realiza las ilustraciones para el libro Aves
de Caza de Venezuela, del Hermano Ginés, editado por la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle,
así como diversas ilustraciones para libros de texto de biología de quinto y
sexto grados. Participa con nueve dioramas en la Exposición de Recursos
Naturales del Ministerio de Agricultura y Cría en Plaza Venezuela, Caracas.
Almeida define al diorama en los siguientes términos:
Un diorama es una maqueta tridimensional, [...] es
una caja [...] con una boca como un teatro, es prácticamente un teatrino, y tú
puedes ver con un cristal que se le pone al frente, una escena de lo que tú
quieras, inclusive puede ser teatro mismo, teatro pequeño, miniatura. (Almeida,
1999b).
1964
Junto a Manuela, abandona Calabozo y se traslada a El Salado, Isla de
Margarita, y en este nuevo ambiente nace su última hija, Jackeline. Prepara
para la Fundación de Ciencias Naturales
La Salle los dioramas de acuarios de Punta de Piedras, realiza una serie
de logotipos en guache para la Isla de Margarita y comienza a dibujar los peces
propios de la costa de dicha isla.
1966
Almeida y Manuela crean la Sociedad
de Protección de la Flora y de la Fauna, en El Salado. Juntos organizan
trabajos, campañas y eventos comunitarios: cursos, charlas y excursiones. Es
elegido Presidente de la Federación de
Centros Culturales del Estado Nueva Esparta (Fedecene). Además, funda Artemar,
un taller publicitario para agrupaciones culturales. Comienza a escribir sus
primeras poesías y canciones, caracterizadas una notable carga sensorial en sus
imágenes y una ambientación preciosista naturalista. De esta primera fase
poética, destacan aquellas poesías que exaltan el paisaje margariteño:
Preciosa isla que suave sueña
entre sus olas del mar añil
costa dormida, playa risueña
joya engastada, rico zafir (Almeida, 1966)
1967
Nuevamente cambia de residencia. Ahora Punta de Piedras, Isla de
Margarita, será el lugar donde su actividad poética se intensificará. Poemas
como Pescador viejo, El charco, La vieja piragua abandonada, Margarita
Salazar y Pancho Rivero son
claros ejemplos de la maduración de la palabra a la que Almeida llegaría.
Publica algunos textos en Tubores, un
periódico de la Alcaldía Antolín del Campo. Participa en el programa cultural
radial La voz del Ateneo de Margarita
en Radio Nueva Esparta, dirigido
por Dagoberto Becerit. En mayo expone, con el apoyo del Comité de Damas de la
Cámara de Comerciantes e Industriales de Margarita, Peces y Corales de
Cubaga. Esta muestra, contentiva de treinta y un guaches y cuatro óleos, se
inauguró en el Salón Guaiquerí del Hotel
Bella Vista en la ciudad de Porlamar. Cuatro meses después, se inaugura
la Exposición Colectiva de Pintores Orientales, homenaje al Día del Retorno
a Punta de Piedras en el Centro
Cultural Tubores, en la cual participa con ocho piezas de temas diversos.
1968
Una vez más cambia de rumbo. Viaja a Cumaná, estado Sucre, y en calidad
de dibujante científico ingresa en el Instituto
Oceanográfico de la Universidad de Oriente. Sus motivos son, además del
mundo submarino, los pájaros y las
plantas. Realiza imágenes de aves venezolanas y costarricenses para el libro Historia Natural, editado por la Escuela de Ciencias de la Universidad de
Oriente. Gracias a John Abate, Director de la Escuela de Ciencias de la
misma casa de estudios, trabaja en el Museo
de Ciencias Naturales de Cumaná. Participa en la exposición Dibujos
de Invertebrados de la Bahía de Mochima en la Casa de la Cultura Andrés
Eloy Blanco de la misma ciudad.
1969
Se establece en Sabaneta de El Consejo, estado Aragua, donde vivirá hasta
el año 2001. Su labor artística y pedagógica se encamina hacia nuevos
derroteros. El Instituto Agrónomo
Nacional (ian) lo contrata,
en calidad de dibujante, para el Plan de Alfabetización Pablo Freire. Con este
fin, realiza una serie de ilustraciones que serán utilizadas primero por el ian, luego por la unellez, el ince y el mac:
Eran dibujos de la naturaleza y de la gente del
campo, conuqueros con sus actividades e instrumentos. Eran como sesenta
ilustraciones de medio pliego en guache de las cuales se hicieron reproducciones
litográficas. Eran para la alfabetización de adultos e iban de lo más sencillo
a lo más completo. (Almeida, 2000c).
1970
Se casa con Manuela Perdomo en Sabaneta de El Consejo. Funda el Grupo de Teatro Experimental Chigüire,
destinado a crear y promover un teatro campesino espontáneo de carácter social.
Almeida explora un nuevo terreno: la dramaturgia, en donde se va formando, de
manera autodidacta, como un puestista. De esta búsqueda, nacen obras como El viejo, Primero los campesinos y Escuela
Negro Primero. Veintiún muchachos aproximadamente sostenían la agrupación
con sus inquietudes y talentos. Esos mismos jóvenes, al crecer, conformaron el Grupo Sabaneta, haciendo teatro para un
público adulto, ya fortalecidos por las
experiencias adquiridas.
1971
A partir de su participación en el Primer Congreso Indígena y en
el Plan Indígena del ian,
se involucra —de forma directa— con la problemática de las comunidades
indígenas, así como con la cerámica de las diferentes etnias, de las
comunidades campesinas y de toda Latinoamérica. Esta nueva inquietud lo
estimula a tomar un curso de cerámica en el ince,
el cual vino a ser el inicio de una nueva etapa aún vigente.
1972–1974
Simultáneamente a su trabajo artístico habitual, compone la serie Gamas, ensayo para una tendencia abstracta,
su única indagación dentro del arte abstracto. Este breve interés por esta
tendencia estética, vino a ser para Almeida un ejercicio secundario en su
trayectoria plástica. Al respecto, Almeida reflexiona:
Si no conocemos a Venezuela, ¿cómo vamos a pintar el
paisaje abstracto? ¿Para qué? Primero, pintemos al país y después de eso es
cuando podemos buscar un abstracto venezolano. Seamos nosotros. (Almeida,
1999a).
1974–1975
Nace su último hijo, Douglas Almeida. Participa en la Primera
Exposición del Inventario de la Cerámica Nacional, llevada a cabo en la
Sala cantv de Caracas, y en una
colectiva en el Colegio de Abogados
de Puerto Cabello. Apoyado por el ian,
crea la Escuela de Cerámica Indígena y
Campesina Sabaneta. El reto de esta Escuela, cuya labor aún sigue
activa, ha consistido en fusionar las formas arqueológicas, la cerámica
indígena, la criolla y las decoraciones con elementos de las estampas de
costumbres, así como de la flora y de la fauna venezolanas, para generar una
nueva cerámica que sintetice genuinamente a Venezuela (Almeida, 1977: 4). Dicta
el primer curso de Cerámica Convenio ince-ian
en Sabaneta de El Consejo.
Este trabajo que hago de cerámica, está dentro de
una norma: no hago cerámica para vender, hago cerámica porque es mi deber hacer
una labor dentro de la comunidad. (Benítez, 1997: 122–123).
Se realiza el Primer Encuentro de Teatro Popular en Sabaneta de El
Consejo. Participa en una exposición en la Biblioteca de Fundacomún, Chacaito, Caracas.
1976
Cesan las actividades del Grupo
Sabaneta. Conjuntamente con Manuela, le da vida a Opinión Crítica,
un grupo destinado a divulgar conocimientos científicos, sociales y
humanísticos entre las poblaciones campesinas e indígenas. Este grupo se
propuso «encontrar un método de autoconciencia en que la gente tenga una
opinión propia». Según Almeida, Opinión Crítica no alcanzó gran éxito
«porque los muchachos eran muy jóvenes» y él
«no tenía una definición exacta de lo que quería» (Almeida, 2000a).
Participa con veintiún cuadros en la colectiva Tres pintores campesinos,
en la Casa de la Cultura de La Victoria.
Por medio de la Escuela de Cerámica
Campesina e Indígena Sabaneta, llegó a dictar durante este mismo año 120
cursos de cerámica en la sede de la Escuela y 101 en las propias comunidades
indígenas.
1977–1978
El crítico de teatro Guillermo Korn escribe el libro Unos pasos por el teatro (Casuz Editores), en el cual le dedica el
capítulo primero al Grupo de Teatro
Experimental Chigüire y al Grupo
Sabaneta. Analiza la puesta en escena de la pieza El viejo y muestra algunas fotografías de los montajes. Almeida
elabora las ilustraciones para el libro de Ramón Paz Ipuana Cuentos, mitos y leyendas guajiras. Participa
en una colectiva en la Casa de la Cultura
de La Victoria, estado Aragua, y en una exposición cerámica en ProVenezuela, Caracas. La Fosforera Suramericana, conjuntamente
con la Fundación para la Defensa de la
Naturaleza, sacan al mercado la serie de cajas de fósforos intitulada Rescatemos
nuestras aguas, la cual ostenta una colección de dibujos de peces
elaborados por Almeida y acompañados de sus respectivos nombres científicos.
1980
Bajo el nombre de Opinión Crítica,
edita la biografía José Godoy, cuya
historia, caligrafía e ilustraciones les son propias. Se trataba de un homenaje
a José Godoy, uno de los muchachos más destacados del Grupo Sabaneta y de Opinión Crítica,
quien se ahogó prematuramente en una playa.
1981–1982
Asiste a la Primera Reunión Interamericana de Artesanos Artífices
llevada a efecto en San José, Costa Rica, donde, a su vez, participa en una
colectiva de cerámica y es declarado Artesano Artífice de la oea. Además, en el Ateneo de Calabozo realiza una
exposición individual. Estuvo a cargo del discurso de apertura en la
inauguración del Primer Encuentro de Artesanos, en Corpoindustria, Maracay.
1983
Participa en las colectivas Cerámica Popular de Venezuela
en la Universidad Simón Rodríguez,
Los Teques, y en una segunda muestra realizada en el Colegio Médico de la ciudad de La Victoria.
1984
Participa en una colectiva de cerámica en el Hotel Meridiem y asiste al XI Congreso Internacional para
el Estudio de las Culturas Precolombinas de las Antillas Menores en
Martinica, donde, además, se le nombra ‘Delegado Indigenista de Venezuela’ a raíz
del III Congreso de Arqueología del Área Caribe. Realiza una serie de
ilustraciones para la narración Caliebirri-Nae
Cudeido, un cuento de tradición oral indígena que relata la historia del
‘árbol de todas las frutas’. Dicha narración sale a la venta gracias a Tinta, Papel y Vida, casa editora que en
el futuro le publicará diversas ilustraciones. Se dedica al estudio de la
cerámica estilo Barrancoide (Almeida, 1984) e inicia una serie de estudios de
diseños cerámicos basados en dicho estilo.
1985
Exhibe, en la Sala de Exposición
ProVenezuela junto a sus discípulos de la Escuela de Cerámica Campesina e Indígena Sabaneta, un
conjunto de piezas cerámicas.
1986
Es creada la Sala Arqueológica
Alfredo Almeida en Los Arangues, estado Lara. Inicia las reflexiones que
llegarían a ser El todo infinito, su
prosa filosófica que mejor lo caracterizará. En estos primeros tanteos, se
plantea el asunto del ser y del Todo, del cosmos y de la individualidad. En una
serie de anotaciones redactadas en Barquisimeto, Almeida escribe:
Entonces si soy parte del todo, soy también el todo.
[...] no hay ni puede haber perfeccionamiento en nosotros porque la perfección
no reside en el yo personal sino en el yo universal [...], debemos concebir [el
universo] como una eterna energía en perfecto movimiento, cambiante como una
hoguera que vive pero no expresa nada humano, omnipresente, [...] infinita,
eterna. (Almeida, 1986: 2).
1987-1989
Es nombrado por Fundacajigal
‘Hijo Ilustre de Onoto’, en cuya Prefectura son expuestos sus dibujos.
Participa en la III Muestra de Artes del Fuego en la Cámara de Comercio e Industria en
Maracay. También realiza las ilustraciones para el cuento Los cocuyos huyeron de la ciudad, de Asdrúbal Barrios, relato de
mensaje conservacionista que reúne paisajes urbanos (ubicados históricamente a
comienzos del siglo XX) y paisajes naturales de montaña. El ian le publica el poema narrativo Oda a mi amigo el río Unare, un tributo
de 196 versos a ese río tan importante en la memoria del artista:
Cuando la sombra invade los paisajes / soy como un
fantasma penitente, / que vaga silencioso en los playones, / mientras el río cambia lentamente, / con perfumes de
flores nocturnales, / cocuyos que iluminan la penumbra, / rumores que van
apareciendo, / oigo ranas y pájaros que cantan, / y puedo reconocer nítidamente
/ la ronca voz de los titirijies.
[...] Recuerda mi memoria tus leyendas, / que la
gente repite todavía, / entre muchas contaban la de aquel caballero, / San
Fernando, / que pasaba en las noches borrascosas, / que remontaba el RÍO, dicen que por el aire, / montado en
un caballo muy blanco, / vistiendo su armadura y sonando cadenas.
Al retratarse en tus espejos, / la luna está
temblando con el frío, / como un queso redondo allí guardado. (fragmento)
(Almeida, 1988: 5–6).
1990
Invitado por el Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba, participa en la colectiva Nuestros
Amigos de Cuba y dicta durante 50 días un primer taller de cerámica en
Nueva Gerona, Isla de la Juventud, Cuba. Dicta la Conferencia sobre Indigenismo
General en la Universidad Lisandro
Alvarado en Barquisimeto, y luego, una charla sobre cerámica en el Ateneo de Calabozo.
1991
Imparte un segundo curso de cerámica y presenta la individual Paisajes
de Alfredo Almeida, en el Combinado
Artesanal de Industrias Locales, Nueva Gerona, Isla de la Juventud,
Cuba. Su creación poética no se detiene; una poesía claramente social e inmersa
en un imaginario indígena es la constante en su última fase literaria. El ancestro, escrito durante su segunda
estadía en Cuba, es un ejemplo emblemático de este nuevo acercamiento a la
palabra:
He soñado en la noche del tiempo / He soñado la
angustia profunda / He ignorado la huella del paso / de los dioses guerreros /
de los miles de ancestros caribe[s]
A veces durmiendo despierto en / una vigilia
imprecisa / Oigo el ruido de pitchus [sic] y quenas / que interrumpen el
son del areito / Caribes que rompen el aire / con los roncos botutos sonoros /
que van retumbando en la selva / y llega[n] a las playas serenas. (fragmento)
(Almeida, 1981).
1992
Participa en una colectiva en la Casa
Mariño de La Victoria, y en el Salón cantv
de Ilustradores Infantiles, en la Sala de Exposiciones cantv del Centro Nacional de Telecomunicaciones, Caracas. Lleva la
ponencia Los grupos étnicos indígenas de
Venezuela se extinguen al Primer Encuentro de Estudiantes y Profesores de
Ciencias Sociales en la Universidad
Pedagógica Experimental de Maracay.
1993
Se crea la Escuela Taller Artesanal
Alfredo Almeida en Calabozo. Recordando la apertura de aquella Escuela
Taller, Almeida relata:
Alirio Olivero, Presidente de Fundallanos, ideó hacer un taller
artesanal donde se dictasen cursos de todo tipo. Lo hizo y le puso mi nombre.
En el acto de inauguración dije que me sentía honrado porque veía que mis ideas
de rescate de la cerámica se estaban llevando a cabo, y no sólo de la cerámica
sino de la artesanía. (Almeida, 2000c).
1994
Presenta la ponencia Hacia los
orígenes de la cerámica de nuestro país: arqueología cerámica, cerámica
indígena, cerámica campesina, cerámica tradicional en el marco de la Semana
Inaugural de la Celebración del XX Aniversario de la Creación de la Carrera de
Ingeniería de Materiales en la Universidad
Simón Bolívar, Caracas. Meses después, dicta talleres de cerámica
moldeada a los estudiantes de Ingeniería de Materiales de dicha Universidad en
las instalaciones de la Escuela Cerámica
Campesina e Indígena Sabaneta. Además, presenta la ponencia Formación y desarrollo del conocimiento
popular en la Cátedra Pío Tamayo de la Universidad
Central de Venezuela, Caracas.
1995–1996
En 1995 expone Alfredo Almeida. Pintor, escultor, mejor artesano de
Venezuela en la Universidad Simón
Bolívar en Caracas. En 1996 en su pueblo natal es nombrado por decreto
municipal ‘Chamán’ y les son entregadas las ‘llaves de la ciudad’ por el
Alcalde Denis Balza.
Participa en la I
Bienal del Paisaje Tabacalera Nacional en el Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu con el
acrílico Laguna rebalsera. Fundambiente edita la Agenda Ecológica
1996, contentiva de una serie de dibujos de Almeida; al año siguiente,
editará una segunda agenda ecológica con nuevos dibujos de su autoría. La
editorial Tinta, Papel y Vida
edita El todo infinito, una serie de
reflexiones existenciales en donde Almeida intenta responder quién es, de dónde
viene, cómo vive y en qué cree. Dichas disquisiciones están acompañadas por una
breve selección poética.
1997–1998
En 1997 es declarado ‘Patrimonio
Cultural Viviente’ de Aragua y Anzoátegui por la Gobernación de ambos estados.
El Consejo Nacional de la Cultura
y la Dirección Nacional de Artesanías editan
Alfredo Almeida, un hombre para siempre, de María Eugenia Benítez, lo
que vendría a ser su primera biografía. En 1998 la Editorial Miranda (Villa de Cura), bajo la coordinación de
Manuela Perdomo y de su hija Thaís Almeida, edita la Colección Fauna
Venezolana, compuesta por 20 dibujos a plumilla de diversos animales de
toda Venezuela, acompañados de una reseña de su autoría. Durante este año dicta
numerosas charlas y cursos de cerámica por todo el país.
1999
Después de toda una vida en común, fallece Manuela Perdomo. Luego de
atravesar una fase de soledad e intenso dolor, Almeida encuentra en Carmen
Salas una nueva compañera. Sale al mercado una nueva edición de los relatos Caliebirri-Nae Cudeido y El oso palmero y el tigre, que muestran,
por primera vez a colores, las ilustraciones que Almeida había realizado para
éstos años atrás.
2000
Funda, junto a Carmen Salas y a Lila González, un nuevo taller de teatro
popular en Sabaneta de El Consejo. En el acto de inauguración en el mes de
febrero, se monta, después de treinta años, la obra El viejo con niños y jóvenes entre siete y diecisiete años de edad,
entre los que se encuentra su nieta Jade Perdomo Roa. En los últimos años,
Almeida ha perfilado un paisaje venezolano depurado, comedido, racional y
descriptivo, valiéndose del acrílico como técnica plástica. Nuevos proyectos
(pictóricos, cerámicos, teatrales y culturales) ocupan su mente, y su inquietud
y constancia características lo empujan a seguir trabajando y creando para
Venezuela en calidad de «ente multiplicador» (Almeida, 1997: 3). Almeida, ya a
sus 87 años de edad, afirma con determinación: «lo mío es seguir siendo útil y
ya, porque el tiempo que me queda es muy poco». (Almeida, 2000c).
Consultas realizadas
Almeida, Alfredo. (1959). Tú lo viste pasar... [mecanografiado]. Caracas,
Distrito Capital, 29 de marzo.
—. (1966). Preciosa isla que suave sueña [manuscrito]. El Salado,
Isla de Margarita.
—. (1977). Hacia los orígenes de la cerámica venezolana. Recorrido por
las áreas más sobresalientes [manuscrito]. Sabaneta de El Consejo, estado
Aragua.
—. (1980). Que todo ser humano tuviera libertad [manuscrito].
Sabaneta de El Consejo, estado Aragua.
—. (1983). 70 [manuscrito]. Sabaneta de El Consejo, estado Aragua,
29 de abril.
—. (1984). Navarao [manuscrito]. Sabaneta de El Consejo, estado
Aragua, diciembre.
—. (1986). Filosofando. Acerca de la conciencia del yo personal y del
yo universal [manuscrito]. Barquisimeto, estado Lara, 22 de junio.
—. (1988). Oda a mi amigo el río
Unare. Caracas: Talleres del ian (1.a
ed.).
—. (1991). El ancestro [poema manuscrito]. Nueva Gerona, Isla de
la Juventud, Cuba.
—. (1992). El conuco. Una alternativa en la producción de alimentos a
nivel popular [manuscrito]. Sabaneta de El Consejo, estado Aragua.
—. (1997). Palabras para el bautizo de mi biografía [manuscrito].
Sabaneta de El Consejo, estado Aragua.
—. (1999a). Entrevista a Alfredo Almeida realizada por Geller Hernández y
María Cecilia Valera [grabación sonora]. Sabaneta de El Consejo, estado Aragua,
25 de enero.
—. (1999b). Entrevista a Alfredo Almeida realizada por Geller Hernández y
María Cecilia Valera [grabación sonora]. Sabaneta de El Consejo, estado Aragua,
5 de abril.
—. (2000a). Conversación con Alejandro Useche. [grabación sonora].
Sabaneta de El Consejo, estado Aragua, 8 de febrero.
—. (2000b). Entrevista realizada por Almaluz Díaz [grabación sonora].
Sabaneta de El Consejo, estado Aragua, 9 de febrero.
—. (2000c). Conversación con Alejandro Useche [entrevista telefónica].
Sabaneta de El Consejo–San Jacinto, estado Aragua, 24 de febrero.
Benítez, María Eugenia. (1997). Alfredo
Almeida, un hombre para siempre. Caracas: Consejo Nacional de la Cultura y
Dirección Nacional de Artesanías (1.a ed.).
* Una versión abreviada se publicó en Homenaje a Alfredo Almeida. Defensor de lo autóctono. Defensoría del Pueblo, Caracas, 2003.
12 comentarios:
Guao conocí muy de cerca a Alfredo y de cierta manera lo admiro y llevo mucho de sus raíces en mi vida
Soy Onoteño conoci muy de cerca al Pintor, trabaje con el en talleres libres de artesania Indigena junto con manuela, un personaje unico con una calidad humana imprsionate, en el pueblo hay muchos cuadros de él, la Casa de la cultura lleva su nombre en su Honor, tengo una agenda firmada por el en el año 86, cuando se le hizo un homenaJE POR LA gOBERNACION DEL eDI aNZOATEGUI.
Que satisfacción leer sobre la vida infinita de Alfredo Almeida me convertí en su secretario temporal en la ocasión de venir a guanare portuguesa a dictarnos el curso de "cerámica indígena"en el año 1998,hasta la Victoria siempre maestro almeida
Excelente persona , un maestro , fue un honor para mi conocer al maestro y a Carmen ... los recuerdo con mucho cariño ,
Lo conocí en Isla de la Juventud, Cuba y tengo muchos recuerdos gratos de nuestras conversaciones, le fascinaba hablar de la flora, la fauna y la vida de los indígenas en Venezuela. Tuvo la gentileza de pintar un cuadro del Estero de Camaguan y dedicármelo el cual aun lo conservo (1991). Su compañera Manuela también una excelente persona.
Puro orgullo venezolano Alfredo Almeido. Tuve el privilegio de conocerlo a él y a toda su familia. Todos ellos forman parte de lo que yo llamo "mi verdad"
Nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlo ,una gran persona , en esa oportunidad le compramos un hermoso cuadro con una impresionante técnica muy particular ,hoy que leemos su biografía, lamento no haber compartido más con tan excelente personaje,que dios lo bendiga,un gran venezolano 👏👏👏
Lo conocimos en el Año 1992 ,el cuadro tiene esa fecha, lo conservamos con orgullo
Los mensajes anteriores fueron escritos por justo González y Yajaira Aguilar ,, vecinos del consejo estado Aragua
hola tengo algunas obras super hermosas de el, requiero venderlas , si alguien esta interesado o sabe donde puedo puedo acudir sabria agradecer la informacion
Por favor me pueden decir la fecha del fallecimiento del Maestro Alfredo Almeida y donde.
Por favor quien me informa en que fecha murió y dónde el maestro Almeida, es para una tarea de mi hija por favoooooooor
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