Luis Daniel Malavé, Ora pro nobis, 1999 |
Alejandro Useche
Si bien es cierto que la obra visual de Luis Daniel Malavé se asimila a la estética pop por la incorporación de iconos de la cultura de masas (por ejemplo, Marilyn Monroe, la Madre María de San José o la Virgen católica), así como por su movimiento ambivalente de celebración e ironía, también es cierto que participa del sistema kitsch por la transformación de la vida numinosa en materiales y propósitos profanos (Ora pro nobis, 1999; Ectoplasma transgénico, 2002), el empleo de gamas cromáticas "sentimentales" (rojos, rosados, fucsias, dorados, etc.) (Doble fondo, 1998) y la aplicación del "talento artesanal". Con respecto a esto último, la elección y combinación de los materiales tiene una importancia capital y repercusiones significativas tanto estilísticas como conceptuales. En la representación de la Virgen católica, emplea recursos banalizadores: vidrio picado que la conecta con el souvenir o con las esferas de discoteca; oro, que la convierte en una estatuilla de premiación (cuando posee el efecto de "envejecimiento" la acerca a las antigüedades "hágalo-usted-mismo"); o flores plásticas, que producen una "presión espacial kitsch" por amontonamiento.
Luis Daniel Malavé, Plastic dreams (1998) |
Los sentimientos "confitados" ex profeso son frecuentes: virgen rosada rodeada de angelitos plásticos o caja de música gigante de satén fucsia con una Marilyn Monroe haciendo las veces de bailarina giratoria (Doble fondo, 1998). Otro rasgo relevante es que los materiales nunca muestran lo que son: o se cubren con otros (óleo, recubrimiento en oro, efectos de marmoleado o de envejecimiento, telas, objetos adheridos, vidrio, etc.) o aspiran a simular materiales o apariencias más nobles (plásticos que semejan vitrales o piedras preciosas, y bisutería que simula el lujo del oro).
El artista Luis Daniel Malavé junto a Plastic dreams. |
Sin embargo, si hubiera que precisar un aspecto unificador y profundo en la obra visual de Luis Daniel Malavé, éste sería la tensión que se establece entre la fuerza desmitificadora y la mitificadora. Esta contradicción teleológica está detrás de Nuestra Señora de los Ángeles (1996-1997), desmontaje visual de la biografía de Marilyn Monroe, cuya secuencia narrativa no sólo muestra el esplendor de esta estrella del séptimo arte, sino también su convulsión, caída, muerte y glorificación póstuma. En este sentido, el discurso no se limita a la mostración del producto final (imagen para el consumo), sino que abarca el proceso mitificador. A pesar de desarrollar una visión exaltada o "épica", la obra no está exenta de ironía al representar a la diva en calidad de "busto de oficina en miniatura" o "busto-souvenir", siempre coleccionable.
Otro ejemplo de este sentido crítico es Plastic dreams (1998), una parodia de la tarjeta de crédito American Express y, en consecuencia, del discurso adquisitivo que domina el tejido social contemporáneo: una Barbie laureada, ingenua y vacua, se despliega en el centro de una tarjeta agigantada de yute. En este punto, es posible identificar un rasgo recurrente en Malavé: el cruce iconográfico. Al respecto, Ora pro nobis (1999) es probablemente el cruce más complejo hasta la fecha en cuanto a la sintaxis visual y a la riqueza formal y asociativa. La Virgen sufre diversas transformaciones que van desde la Virgen venusina (Venus de Boticelli), pasando por la Virgen vudú, la Virgen de la Guerra, la Virgen de la Muerte, hasta la Virgen de la Consumación (Virgen-vela). La multiplicidad de significados rebasan estos comentarios; no obstante, hay que señalar dos hechos: la racionalización y fragmentación del fenómeno religioso expresadas en la reticulación de las obras, y la desacralización de la Virgen, evidente en diversas configuraciones paródicas o tanáticas (ligadas a la "pulsión de muerte").
Luis Daniel Malavé, Nuestra Señora de los Ángeles (1996-1997). |
Las reflexiones en torno al fenómeno mítico, como ya se indicó, constituyen la médula de la obra de Luis Daniel Malavé, búsqueda que alcanza un extremo en Ectoplasma transgénico (2002), al nivelar a Marilyn Monroe con la Virgen, dado que ambas constituyen figuras míticas en tanto construcciones ideológicas predeterminadas, manipulativas, vaciadas de su significado original y desencadenantes de la euforia, la efervescencia y la irracionalidad propias del fanático o del seguidor. Y aunque esta idea está presente en otras obras (por ejemplo, Corona, 2002), es ésta la que mejor la expresa: sobre la figura repetida de la Virgen se yuxtapone la imagen estampada de Marilyn Monroe en un gesto prototípico y provocador. Esta simbiosis oculta sus complejidades: mitificación de Marilyn por efecto de una "espectralización" (tela blanca) y de un "contorno numinoso" (contorno de la Virgen). A su vez, sucede la desmitificación de la Virgen al volverse sensual y del dominio público. Este híbrido (o cruce genético) funde dos polos: mientras una simboliza la exterioridad, la otra encarna la interioridad. En definitiva, Malavé acusa un mecanismo psicológico común a la experiencia del hombre promedio en relación tanto a las estrellas del espectáculo como a los iconos religiosos: el frenesí, idolátrico, el deseo de borrar las fronteras del yo para fusionarse con quien sabemos superior. Así, el hombre se libera de la responsabilidad de su individualidad, de sus dolores y miedos. Por ello, el aplauso y la devoción se convierten en gesto de huida o en insatisfacción sin término.
Luis Daniel Malavé, Madre María de San José (s/f) |
* Publicado en el catálogo expositivo Dinámica de la Estética. Luis Daniel Malavé, por la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios, Maracay, Aragua, en 2002.
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